lunes, 18 de abril de 2022

Jorge Valdano: Palabras mayores

Con la claridad conceptual que lo caracteriza, repasa el título mundial de 1986, analiza el presente del fútbol argentino, y pone el foco en Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.

Articulo publicado en ESPN Magazine, en enero de 2014.

Surgió en Newell's Old Boys como delantero (1973/75) y pegó el salto definitivo al fútbol español: jugó en Alavés (1975/79), Zaragoza (1979/84) y se consagró en el Real Madrid (1984/88), club con el que quedó identificado. Con la Selección Argentina disputó 22 partidos y dos mundiales: España ’82 y México ’86, donde alcanzó el máximo título de su carrera.

Como entrenador, dirigió al sorprendente Tenerife (1992/94), comandó el Real Madrid (1994/96) y realizó su última experiencia en el Valencia (1996/97). Poco después, su carrera estuvo abocada a la dirigencia deportiva en el Real Madrid, donde ocupó diferentes cargos, hasta 2011. Paralelamente, escribió libros y columnas en distintos diarios de España, y se desempeña como comentarista radial y televisivo para diversos medios españoles y mexicanos.

Puede hablar desde la autoridad de un campeón del mundo, pero más desde el análisis inteligente de quien es considerado, con justicia, un filósofo del fútbol.

Jorge Valdano, en primera persona:

LA GLORIA EN MÉXICO
Durante décadas, yo era uno de los pocos campeones del mundo en España y después de Sudáfrica salieron como hongos los campeones del mundo. Esperemos que después de Brasil 2014 no ocurra lo mismo.

El otro día estaba hablando con Ricardo Giusti y me decía que para ganar un Mundial, los astros tienen que estar alineados y, además, que ocurra durante un mes entero. O sea que hay un elemento vinculado al azar que también cuenta. Aquel de 1986 era un grupo muy maduro, que supo resolver los conflictos de una manera muy directa, en reuniones que fueron incluso muy violentas, agresivas, pero que nos ayudaron a purificar, a dejar todo ahí. Y yo creo que favoreció mucho la tranquilidad del grupo. Porque una convivencia de casi dos meses en situación de aislamiento se hace muy difícil si uno no tiene una relación muy clara, y hasta afectuosa con los compañeros.

Después de pasar a Uruguay, en octavos de final, el primero que me lo dijo fue Bochini: “El equipo se encontró”. Y efectivamente así era. Y eso que contra Uruguay e Inglaterra pasamos momentos difíciles, sobre todo en el segundo tiempo, cuando los rivales se nos animaban por imperativo del resultado, porque iban perdiendo y nos crearon situaciones complicadas. A partir de ahí todo el camino fue en bajada. El equipo fue ganando en confianza y llegamos a la final con la sensación de que éramos indestructibles. Esa frase de Bochini está bien; le puede servir a cualquier entrenador. Tiene que ver con que empiecen a aparecer las sociedades en el equipo, esas complicidades.

El transcurrir del ’86 fue un gran ejemplo, el equipo partió contra Corea del Sur sin saber que podría ganar ese partido y llegó a la final sin ninguna duda de que podía ser campeón del mundo.

EL FÚTBOL ARGENTINO Y LA SELECCIÓN
Se hace muy difícil cambiar muchos jugadores todos los años y encontrar una fisonomía, lograr un equipo competitivo. No es solo culpa del entrenador: los medios, con sus males de urgencia, suman presión; es algo que vivimos todas las semanas.

River y Boca no tienen más ni menos que otros equipos, pero sí el peso de sus camisetas. Eso preocupa a muchos entrenadores y es una presión extra para sus jugadores.

El fútbol argentino es claramente decadente. Todos gastan más de lo que ingresan y además se juega mal. Todo eso me parece un dato negativo. No estoy en condiciones de hacer un diagnóstico, pero esa referencia la recoge uno con cualquier hincha en la calle. No se juega bien, se ha igualado el fútbol para abajo. El fútbol argentino ha vendido dos campeonatos enteros al exterior. Todo eso no anima a pensar con optimismo.

Del lado de las selecciones, así como nos hacemos ilusiones con respecto a España, nos preocupamos por la Argentina, porque hay una regresión formativa. En estos momentos, la crisis no está de mitad de cancha hacia adelante, pero en otras partes de la cancha no tenemos tanto protagonismo. Tampoco en las selecciones menores. Ese es un dato muy preocupante. Yo lo asocio puntualmente al abandono de la pelota como eje del fútbol, como línea de flotación del juego.

Sería una injusticia que no consiguiéramos nada y aún más injusto sería echarle la culpa a Messi. Pero sería la misma injusticia que sufrió Holanda sin levantar una Copa del Mundo con Johan Cruyff en sus filas, o Alfredo Di Stéfano sin haber jugado un Mundial. A veces esas cosas ocurren, pero no nos anticipemos…

SOBRE MESSI Y RONALDO
Como pasa con todos los genios, Messi en su ámbito lo es. Quizás es el mejor genio del siglo XXI, dotado con una eficacia tremenda, gran precisión en velocidad, uno de esos jugadores que uno desea que le llegue la pelota, salvo que un esté trabajando en el Real Madrid, je, je... Entonces uno desea que no le llegue la pelota.

En mi elogio a Messi no hay implícito ningún tipo de crítica a Cristiano Ronaldo, a quien admiro muchísimo, entiendo que es un jugador con una ambición, con un sentido de la perfección que lo ha ayudado a progresar cada temporada, hasta se fabricó un cuerpo nuevo en los últimos años, en su deseo en convertirse en el mejor del mundo. Para mí eso tiene muchísimo valor y lo ha demostrado en esta temporada. No le permite a Messi ni la mínima debilidad porque cuando suceda, se lo come. Me parece que son dos jugadores diferentes, cada uno con sus condiciones: Messi le debe más a su papá y a su mamá; Cristiano, a su propio esfuerzo. Pero cada uno dio lo máximo. Muy pocas veces en la historia del fútbol hemos visto un duelo de esta categoría.

Messi pide la pelota con voracidad, y si faltan pocos minutos para terminar el partido la pide con más voracidad aún. Ahí se ve la presencia de un líder. Messi intimida a los adversaros y les aporta confianza a sus compañeros. No hay líder más grande en este momento. Ahora cuando termina el partido seguramente habrá otro personaje, quizá sea Mascherano, que tomará el relevo con un liderazgo más social. Pero el liderazgo técnico de Messi es hasta más abusivo.

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